Se coge un real de plata, se da un golpe al pie de Elegguá, se le pone un pedazo de zurrón, tierra de los cuatro vientos, cambia-voz, guachinango, Santo Tomás, una lengua de paloma y algodón. Se raspan los Guerreros y todo se bautiza con omiero, agua bendita, agua de mayo. Todo se pone en un bulto en una sábana blanca.